Tras su derrota frente a Roma, en
la primera guerra púnica, Cartago pierde protagonismo político, militar y
comercial en el Mediterráneo para cederlo a su enemiga y rival. Esto le hace
centrar sus objetivos estratégicos en el extremo occidental de este mar. Iberia
es un territorio rico, donde los cartagineses tienen diferentes colonias
costeras y una incipiente gran ciudad, Gádir, que controla el paso del estrecho
hacia el océano y sus rutas hacia las costas del norte de Europa y oeste de África. Su prioridad será afianzar
el dominio en la península ibérica y evitar la expansión romana.
La península ibérica es un
territorio multicultural, poblado de
antiguo por pueblos de diferente origen étnico, sin una organización
política estatal, en la mayoría de ellos, sino con un régimen de cohesión
fundamentado en la afinidad étnica y
cultural, y organizado en comunidades
independientes, ligadas por intereses comunes de comercio y seguridad.
En el levante se asientan los íberos,
que dan nombre al resto de la península, con una cultura avanzada, por el contacto comercial y la influencia de
otras culturas, sobre todo la griega. En
Turdetania occidental, Gádir, bajo control cartaginés, era la principal ciudad.
En el interior, Cástulo constituía la capital de Oretania, que bajo el reinado
de Orisón, era la más importante organización estatal de la península ibérica,
constituyendo, con los territorios periféricos bajo su influencia, un pequeño
reino.
Cartago, envía a su general
Amílcar, a la península ibérica (236 a.C) con el propósito de convertir su
influencia comercial en un auténtico control y dominio del territorio. Tomando
como base de desembarco y expansión Gádir, en pocos años habrá sometido la
región de Turdetania (Andalucía occidental).
Una vez afianzado este territorio como base de avituallamiento, Amílcar
continua con su plan expansionista dirigiendo su interés estratégico hacia el levante
de la península ibérica. Su conquista le permitirá crear nuevas bases en el
Mediterráneo, más próximas a Cartago, de las que continuar hacia el norte, hasta el río Iberus
(Ebro), límite fijado por Roma para su influencia en la península. Su expansión por el interior hacia el este le
obligaría a enfrentarse a Cástulo, que aún no le interesa, por lo que decide
trasladar parte de su ejército por mar y fundar una nueva ciudad en la costa (Akra
Leuké), que le sirva de base para sus propósitos expansionistas, mucho más cercana
a Cartago que Gádir, para el necesario avituallamiento, y, a la vez, con ello
dejaría a Cástulo, potencial enemigo, entre dos frentes, su propio ejército en
Akra Leuké, y el de su yerno Asdrúbal, que quedó en Gádir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario