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miércoles, 19 de octubre de 2016

EL MEDITERRANEO EN EL S. VI a. C.





                                    Para comprender el interés de Amílcar en conquistar la Península Ibérica, debemos remontarnos al s VI a. C. 

                                    En aquel tiempo el Mediterráneo estaba controlado comercialmente por dos pueblos: el helénico, cuya ciudad de mayor relevancia comercial en la época era Foceo; y por los fenicios, entre los que destacaba Tiro. Ambos pueblos se disputaban el comercio de los territorios costeros del Mediterráneo, controlando los griegos el norte y los fenicios el sur de sus costas.  En ellos habían creado colonias, como bases de avituallamiento, descanso e intercambio comercial con los nativos.
                                           

                                   En el extremo más occidental de ese mar, donde las columnas de Hércules marcaban el fin del mundo y el comienzo del inmenso océano misterioso,  existía una rica ciudad llamada Tartesos, con importante relación comercial con los helenos. Los fenicios, no queriendo perder frente a sus rivales el control del estrecho, que daba acceso al comercio con Bretaña, fundaron en el mismo una colonia, que llamaron Gádir.
                                   Como alivio a las grandes distancias entre ambos extremos del Mediterráneo, y como base logística de su flota, los fenicios fundaron un asentamiento que llamaron Cartago, y que por su situación estratégica pronto fue adquiriendo importancia como urbe.
                                   En esa época, todavía Roma no tenía protagonismo político ni militar, y en la península Itálica, el pueblo preponderante eran los etruscos de Etruria, que por no perder influencia en la zona fundaron una colonia en Córcega , que llamaron Alalia.