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miércoles, 15 de febrero de 2017

ILICI




                    Ilici había sido erigida, en tiempo inmemorial, sobre un pequeño islote entre el río Alebus, que a esa altura había ensanchado su cauce en la llanura, haciéndolo ancho y un tanto pantanoso, y las aguas, también pausadas, de un arroyo que le llegaba del noreste. Era una ciudad grande y bien organizada. Una muralla de dos mil pasos de largo y nueve codos de alta, la cerraba en todo su ovalado contorno. La calle principal, que discurría de norte a sur entre las dos puertas de la ciudad, bullía de actividad. Su situación estratégica, en el inicio de la ruta de comunicación desde la costa  hacia el interior de Iberia, a través del cauce del río Alebus, había favorecido su desarrollo demográfico y económico y determinado una influencia cultural y política sobre el resto de Contestania…

                
           
                 ….Andergo quedó asombrado cuando la vio. Idoia tendría un año menos que él, entre catorce y quince. La conocía de tiempo por ser amiga de  Belenna, pero su transformación le resultó sorprendente. Había sido una niña delgada, de ojos oscuros y grandes, que parecían querer salirse de su cara famélica y huesuda. Ahora se había convertido en una belleza atrayente. Su cara era armoniosamente alargada y almendrada; un pequeño y gracioso mentón, discretamente sobresaliente, atraía la atención, y sobre él un pequeño declive acentuaba los labios, que daban a su boca una expresión de espontánea alegría. La nariz dividía recta su rostro en dos simétricas  mitades de mejillas sonrosadas, y los grandes ojos negros, cautivaban la mirada de cualquiera en un inevitable hechizo de admiración…

                 …Comieron, celebrando como fiesta aquella reunión familiar. Las mujeres compartiendo la buena nueva, de la preñez de Ilirtia, y celebrando la nueva vida que venía a la familia para ir supliendo las viejas, renovando la vitalidad  de los ancestros. Urkatin y su suegro salieron al patio para hablar de las cosas que les surgían de manera espontánea en la conversación. Andergo desapareció con Belenna, compartiendo una silenciosa y compartida confidencia…

                 …Pasado el mediodía , un bullicio extraordinario les llegó desde la calle por encima de los muros llamándoles la atención. Al instante un vecino empujaba con brusquedad el portalón y entraba alterado.
                 -¡Barcos de guerra! –gritó- ¡Decenas!

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